Como ya contaron desde la web de MSC España, nuestro responsable de pioneros Víctor se ha ido a Estados Unidos -concretamente a New Hampshire- para participar en el International Camp Staff de BSA. Esto viene a ser un "erasmus de los scouts" organizado por los boy scouts de América. A través de él, ayudará en el desarrollo de las actividades de uno de sus campamentos.
Como su aventura va a durar hasta mediados de agosto, en esta entrada del blog iremos actualizando periódicamente qué tal le va y cómo son esos "boy scouts" que solemos ver en las películas.
Día 1:
Tras 26 horas de viaje, por fin pongo un pie en la que dicen que es la tierra de los sueños. Ya desde el aeropuerto ves que las cosas no son tan diferentes de las que nos han mostrado en los cines. Por lo pronto, la matrícula del Toyota que me recibe reza "Vive libre o muere".
Día 3:
Entre los scouts de San Pablo y los que estoy conociendo aquí hay enormes diferencias, se lo toman todo super en serio. Llevo tres días y ya empiezo a hacerme un poco con los chavales. Flipan con los juegos que les enseño (molinillo, jua, tomate,...) y al terminar cada uno siempre preguntan cuál es su "moraleja". Aún así, veo cosas que aprender de ellos, como su forma de trabajar y su organización.
Día 9:
En estos días hemos hecho de todo: disparar con arcos y rifles, sobrevivido a tormentas (menos mal que tienen tiendas super resistentes), construido refugios naturales y encendido hogueras de campamento. En general, priman mucho las habilidades manuales y poco las sociales. Pero bueno, de las diferencias también se aprende.
Día 43:
Se podría decir que esta experiencia aúna dos grandes aspectos: la disciplina americana y el descaro español. Aunque las diferencias culturales son muchas y muy evidentes, creo que el objetivo final es el mismo: educar a los niños para que sean capaces de desenvolverse en la sociedad.
He disfrutado y aprendido mucho acerca de maneras de trabajar diferentes a las que hacemos en España; el "waterfront" o los "shooting sports" son muestras de ello. A decir verdad, lo que más he echado de menos -a parte de familia y amigos- ha sido la comida y sobre todo los abrazos de los niños.
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